¿Qué cuento te estás contando?

(Actualizado)

A los niños les encantan los cuentos. Y para los padres, son una manera fantástica de educar en valores y favorecer la reflexión, además de estimular la imaginación y la creatividad de los más pequeños de la casa. Y, a veces, de los mayores también. Ese cuento que te estás contando tiene que ver con tus creencias de adulta.

Recuerdo que, cuando era niña, mi madre me leía todas las noches un cuento. Algunos me encantaban. Estaban recortados como una silueta con muchas ilustraciones. También recuerdo unos volúmenes inmensos de Hanna Barbera que solían traerme los Reyes Magos. !Wow! Todos los años los esperaba con mucha ilusión.

Y tú, ¿tenías algún cuento preferido? ¿Sabes que los personajes del cuento que te gustaba de niña dicen mucho de ti como adulta? De tus valores y tus creencias.

La mayor parte de las creencias con las que has crecido son heredadas. De tus abuelos. De tus padres. Son cosas que has creído a pies juntillas y que, ni por asomo, te planteas cuestionarlas. Cuando llegas a cierta edad, en las conversaciones con los amigos, te sorprende que algunas personas tengan creencias distintas a las tuyas sobre ciertos temas. Y en ese momento, si no están excesivamente arraigadas, empiezas a cuestionarlas y a reflexionar sobre su veracidad.

“Nunca moriría por mis creencias, ya que podría estar equivocado”.

Bertran Russell

Las creencias forman parte de ti

Como si estuviesen en tu ADN. Algunas de esas creencias te potencian pero las hay -y muchas- que te limitan cuando eres adulta.

“Salva, no te entiendo. Yo tengo opiniones y creencias propias que he creado en base a mi experiencia…”

Es verdad. Algunas de tus creencias han sido creadas con los años y con la experiencia que has ido acumulando en tus distintos ámbitos. Pero otras, no. Es posible que no seas consciente de ello porque jamás te lo has planteado. No las has cuestionado.

Te pongo un ejemplo que quizá conozcas. Es el cuento del Elefante encadenado de Jorge Bucay, que expresa muy bien lo que quiero decir. ¿Lo conoces?

El elefante tenía la creencia de que su vida era estar encadenado. Y de que jamás podría soltarse de esa cadena que le tenía prisionero. Porque de pequeñito lo intentó y no pudo. Y esa creencia fue arraigando en él de manera que, cuando ya era mayor y podía haberse quitado el yugo con un simple movimiento, ni siquiera lo intentó.

Y son ese mismo tipo de creencias las que te pueden estar limitando a ti. Son creencias que pueden tener una intención positiva. Lo que se llama un beneficio secundario.

Yo recuerdo que, cuando era niña, no me dejaban comer chocolate porque me salían granos. No probé el chocolate hasta que fui adulta y te confieso que lo hice con algo de respeto. Ahora me chifla. Me habían limitado el acceso al manjar de los dioses por algo que podía pasar. O no. Pero en ese momento, la prohibición tenía una buena intención: que no me salieran granos.

Y no sólo las creencias que te han llegado de tu infancia pueden estar impidiendo que tengas la vida que sueñas. También las que has creado por ti misma. Quizá te ha pasado como al elefantito, que alguna vez intentaste algo y no te salió bien. Y esa experiencia hizo que tuvieses la creencia de que nunca podrías llegar a hacerlo.

“De tu creencia o no en lo que estás diciendo, tu interlocutor oirá una verdad o una mentira”. Anónimo

Hay varios tipos de creencias

Exiten creencias que te limitan pero no afectan realmente a tu personalidad o a tu conducta o tu modo de pensar. Son aquellas que parten del refranero popular o de ideas poco lógicas como que la mayonesa se corta cuando tienes el período.

Sin embargo, otras creencias  sí pueden afectarte de manera que te bloqueen.

Son las del tipo:

“no puede hacerse dinero trabajando honradamente”

“tengo que aguantar en el trabajo aunque no me traten bien porque es lo único que se hacer”

“no me merezco ser feliz”

“debo obedecer porque es mi obligación”,….

¿Te suena algo de esto? Y hay muchas más. De momento, todos los tengo que o debo suenan a obligación, ¿no te parece?. ¿Y a quién le gustan las obligaciones?

“No merezco ser feliz”. ¿Quien ha dicho eso? Todos nos merecemos ser felices. Es más, nos lo merecemos todo. Ser más feliz o menos es únicamente un punto de vista. Y tú te mereces conseguir todo lo que quieras. Y el secreto para conseguirlo, está en ti. Es tu actitud.

¿Y obedecer? En la etapa adulta, ¿a quién hay que obedecer? ¿Al marido? ¿A la mujer? ¿Al jefe? Obedecer es también obligación. ¿No es mejor hacer las cosas porque quieres hacerlas? ¿Porque eliges hacerlas?

Si sientes la necesidad de un cambio en tu vida, a la hora de ponerte en marcha hacia tu reinvención, ya sea personal o profesional, es necesario que primero te deshagas de esas creencias que te limitan como: no voy a poder, no soy capaz, … Es necesario reconvertirlas.

¿Conoces a Nick Vujicic?

 

Ahora, si me lo permites, quiero pedirte un favor. Cuándo creas que no puedes hacer algo, por favor, vuelve a ver este vídeo.

 

Tus creencias pueden ser las responsables

Muchas de esas creencias que tienes son también las responsables de que estés anclada en un trabajo que no te motiva.

Te han inculcado la idea de que, cuando terminas tus estudios, tienes que buscar un trabajo con un horario al que tienes que ir todos los días, llueva o truene, hasta que tengas edad para jubilarte.

Eso te da seguridad y estabilidad económica.

Pero, ¿qué ocurre cuando esa rutina que haces todos los días de tu vida no te llena?

¿Qué pasa cuando ese trabajo al que vas todos los días no te motiva? ¿Qué pasa cuando tienes que obedecer las órdenes de un jefe malhumorado que está en tu misma situación y tampoco le motiva estar ahí?

¿Cómo gestionas lo que sientes? ¿Cómo te comportas?

¿Acaso no tienes derecho a tener una profesión que te ilusione?

¿No tienes derecho a ser feliz?

Es probable que hayas pensado en esto más de una vez. Incluso puede que hayas intentado hacer algún cambio. Y no ha salido bien.

Tus creencias inconscientes pueden tener parte de responsabilidad en eso.

El programa DAD con el método de 5 pasos puede ayudarte a desbloquear tu subconsciente y hacer el cambio de rumbo que quieres. 

 

Si hay algo que quieres hacer en tu vida y no sabes si una de esas creencias te pueda estar limitando, hay una serie de preguntas que puedes hacerte acerca de eso de crees:

  1. ¿Desde cuando crees en ello? ¿Es una creencia heredada?
  2. ¿En qué te ayuda creer en eso?
  3. ¿Qué pasaría en tu vida si dejases de creer en eso?
  4. ¿Cuál sería la creencia contraria?
  5. ¿Qué pasaría en tu vida si tuvieses esta nueva creencia? ¿La mejoraría? ¿La empeoraría?
  6. ¿Qué quieres seguir creyendo a partir de ahora?

Me gustaría, si quieres, que dejes un comentario acerca de esas creencias que piensas que pueden estar limitándote en algún área de tu vida. O si has identificado alguna que hayas reconvertido.

Y, si me cuentas cómo has conseguido deshacerte de ellas, podrás ayudar también a otras personas con tu ejemplo.

 

 

 

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